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Les doy la bienvenida al blog denominado Imprentas al Bicentenario. Espero que les interese la información y puedan aportar sus comentarios e intercambiar opiniones. Gracias ...
·YAMILA·

1 de junio de 2010

Imprenta en Argentina


· LOS PRIMEROS IMPRESOS ARGENTINOS ·

No nos detendremos en hacer la bibliografía de la imprenta bonaerense ni en historiar su desarrollo sucesivo, trabajos que han sido ejecutados cumplidamente por el literato argentino doctor Juan María Gutiérrez, y por el bibliógrafo chileno el señor José T. Medina, contrayéndonos a ilustrar un problema histórico, que pudimos poner en claro en 1880 al tiempo de cumplirse su primer centenario, determinando con certidumbre el día, mes y año de su primera producción tipográfica, que hasta entonces se desconocía, adelantando de un año su cronología.

El señor Angelis, en su citado catálogo, señala como la primera producción de la imprenta en Buenos Aires, un impreso en 4º, que lleva por título:

Representación del Cabildo y vecindario de Montevideo: BUENOS AIRES, 1781.

El autor de la "Bibliografía de la Imprenta de Niños Expósitos", siguiendo esta autoridad, establece la misma época, y con ese impreso abre su fundamental catálogo analítico y descriptivo, arreglado por orden cronológico.

El señor Antonio Zinny, en su Bibliografía histórica de las Provincias Unidas del Río de la Plata, registra una Letrilla (sin fecha) impresa en hoja suelta en 8º (con caracteres de madera, según cree), y que a estar a la anotación manuscrita del curioso papelista don Bartolomé Muñoz, sería "la primera letra que se imprimió en Buenos Aires el año de 1780, en que se puso la imprenta". El doctor Carranza cree también que ésta fue la primera prueba de la imprenta.

Ninguno de estos datos es rigurosamente exacto, aun cuando se acerquen mucho a la verdad, como va a verse.

El 6 de octubre de 1780 esta fecha es fundamental, por cuanto es anterior de un mes al día de su apertura, Silva y Aguiar manifestó al virrey estar ya ordenada la letra empastelada, y solicitó en consecuencia declaración "respecto de hallarse en estado de su actitud (sic) y de haber dado principio a su tarea, como es notorio a V. E., para que pueda continuarse e imprimirse lo que ocurra, etc.".

De esta exposición resulta con certidumbre, que en octubre de 1780, un mes antes de abrirse la imprenta, ella estaba habilitada para imprimir todo lo que ocurriese, y más aun, que en esa fecha había dado principio a su tarea, "como era notorio". Es posible que su primer ensayo fuese la Letrilla en hoja suelta (sin fecha) a la cual se refiere Zinny, y que según don Bartolomé Muñoz "se imprimió en el año en que se puso la imprenta"; pero entonces sus caracteres no serían de madera, como no lo son aunque lo crea Zinny sin afirmarlo, y es inverosímil que teniéndolos fundidos se hicieran letras móviles de aquel material.

Los impresos más antiguos de esa procedencia que existen en nuestra colección, son tres documentos que llevan la fecha de 6 de mayo de 1780 y de 3 de noviembre del mismo año, que transcribimos o extractaremos por su orden.

1º- DON JUAN JOSE DE VERTIZ / y SALCEDO, COMENDADOR DE PUERTO / llano en la orden de Calatrava. Teniente General de los Reales Exércitos, Virrey, Governador y Capitán General de las / Provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Santa Cruz de la Sierra, Moros, Cuyo, y Charcas, / con todos los Corregimientos, Pueblos, y Territorios de que se / extiende su jurisdicción de las Islas Malvinas, y Superior Presidente de la Real Audiencia de la Plata, etc. / Por cuanto conviene proveer una Compañía de Milicias / del Partido de los Arroyos, en quien concurren las buenas cir- / cunstancias que se requieren hallándose estas en don Laureano Taborda / Por tanto en virtud de las facultades que S. M: me tiene concedidas, en su Real / Nombre le digo, y nombro por Capitan de ella concediéndole todas las gra- / cias exenciones, y prerrogativas, que por esta razón le corresponden, y mando al / Comandante de Frontera le ponga en posesión del mencionado empleo, y a los de- / más Oficiales, Sargentos, Cabos y Soldados le reconozcan, hayan, y tengan / por tal Capitan obedeciendo los de inferior clase las ordenes que les diere / del Real Servicio, para lo cual mando expedir este Despacho, firmado de mi ma- / no, sellado con el Sello de mis armas y refrendado del Secretario de este Virreinato / por S. M. - Dado en Buenos Aires a diez y seis de Mayo de mil / setecientos y ochenta. / Juan Joseph de / Vértiz / (L. s.) / El Marqués de Sobremonte / V. E. nombra por Capitan de una Compañía de Milicias del Partido de / los Arroyos a don Laureano Taborda.

Los tipos son los muy conocidos de la imprenta de los Expósitos. Lo puesto con letra bastardilla después de las palabras "por cuanto" está manuscrito, así como los blancos llenados en el cuerpo de lo impreso después de "Por tanto", del mismo modo que las firmas y los dos renglones del pie. El facsímil de este documento tomado del original, que existe en nuestra biblioteca, se encuentra en la Historia y Bibliografía de la Imprenta del Río de la Plata, del señor José T. Medina, quien lo señala, como lo es, como el primer impreso de los Niños Expósitos refiriéndose a él.

2º Don Juan Jos Vértiz y Salcedo (siguen los títulos). Por tanto la hostilidad experi- / mentada últimamente en las Fronteras de Luxan ha / echo conocer no solo el grave / perjuicio, que resulta de hallarse varias familias pobladas / fuera del tiro de cañon de los Fuertes que reguardan la Campaña, etc. (Sigue la providencia mandando recoger bajo el tiro de los Fuertes de frontera todas las familias de la campaña, y se termina así) - Y que se haga sa- / ber, y publicar por Vando en esta Capital, y Partidos de la Frontera, fijándose en los sitios / acostumbrados, para que llegue a noticia de todos. / Buenos / Ayres a 3 de Noviembre de 1780. –Juan Josef de Vértiz.

La fecha está también impresa con todas sus letras, y la firma es autógrafa. Un facsímil de este documento se encuentra en el periódico el Sud Americano, tomado de nuestro original.

3º. Es otro documento en pliego de papel español de oficio, impreso por los dos lados, con la hoja correspondiente del pliego entero en blanco, que lleva como el anterior la fecha impresa con todas sus letras y la firma autógrafa del virrey Vértiz, cuyo facsímil también se encuentra en el tomo II, página 124 del Sud Americano, tomado de nuestro ejemplar.

Son estas las primeras producciones que de la imprenta primitiva de Buenos Aires se conozcan, y sin duda las más antiguas, que llevan la fecha de cuatro meses después de la llegada de la carreta de bueyes que la trajo a las márgenes del Plata. Por ellas se ve que si en octubre de 1780 la imprenta estuvo habilitada para trabajar, pudo dar principio a sus tareas antes del mes de noviembre del mismo año, según se ha visto. Como los dos últimos documentos estaban destinados a circularse -y en efecto se conocen de ellos varios ejemplares autorizados-, la imprenta llenaba en este caso el oficio del amanuense, respondiendo así a la declaración del administrador antes transcripta, de 6 de octubre de 1780 -un mes antes de su publicación- que la imprenta estaba lista para imprimir lo que ocurra como era notorio al Virrey. Además ellos traen como comprobante una prueba concluyente, y es la fecha misma impresa con todas sus letras, autenticada por la firma autógrafa del Virrey.

De todos estos comprobantes resulta evidentemente que, bajo cualquier faz que se considere la cuestión, el año de 1780 es el que corresponde al establecimiento y primeras producciones de la imprenta en Buenos Aires, y no el de 1781 que le asignan Angelis y el doctor Gutiérrez.

21 de mayo de 2010

Administración de la imprenta de Buenos Aires

Como complemento a estas noticias históricas daremos la cronología de los primeros administradores de la imprenta bonaerense, tomando los datos de los manuscritos de don Andrés Lamas, y de sus mismos impresores que hemos tenido a la vista.

Silva y Aguiar administró la imprenta desde 1780 hasta 1783, y publicó en este lapso de tiempo como veinte novenas, varios sermones y pastorales, opúsculos diversos y circulares oficiales, coincidiendo la última fecha con la de aprobación del rey para el establecimiento legal de la casa de Niños de Expósitos a que estaba adscripta, que es de 13 de febrero de 1783.

El 22 de julio de 1782, el virrey nombró a don Alfonso Sotoca, que era ayudante mayor de la plaza de Buenos Aires, con el carácter de interventor para que fiscalizase sus cuentas. Sotoca formuló muchos cargos contra Silva y Aguiar, a consecuencia de lo cual éste fue suspendido en el ejercicio de la administración en 1783, quedando aquél encargado de ella hasta principios de 1785. Esta época se señala por algunas publicaciones de importancia, muy buscadas por los bibliógrafos americanos.

Silva y Aguiar, calificando de imaginarios los cargos que le hiciera Sotoca, promovió un pleito a que puso término un contrato, por el cual recibió la imprenta en arrendamiento por diez años, a contar desde 1785. El nuevo arrendatario tenía por socio y por fiador a don Antonio José Dantas, y administró el establecimiento hasta 1794, en que por transacción de desavenencias con Dantas se separó transfiriéndole sus derechos.

Esta época marca el apogeo de la primitiva imprenta, con la aparición en 1791 del libro más voluminoso y más bien impreso que haya salido de sus prensas, otro con el título a dos tintas en 1790, y con un precioso y rarísimo volumen titulado los Siete sabios de Grecia. Este último lleva a su frente una dedicatoria al virrey don Nicolás Antonio de Arredondo, firmada por Silva y Aguiar, en que le pide su protección para la imprenta, "siquiera -son sus palabras- por consistir en ella el reparo y sustento de los desgraciados niños que abandona la piedad paternal".

La Junta de Caridad, a cuyo cargo estaba la Cuna y Casa de Niños Expósitos, así como la superintendencia de la imprenta, aprobó la transferencia, y admitido Dantas en sustitución de Silva y Aguiar, la administró hasta vencer los diez años del arrendamiento estipulado. El segundo arrendatario y administrador en 1799, fue don Agustín Garrigós, cabo y después sargento retirado de dragones, que también fue su primer prensista.

Por ella se publicaron en los primeros años de 1801 hasta 1809, los primeros periódicos literarios, científicos y sociales, precursores de la libertad de pensar y de escribir, que fueron origen de la prensa argentina, y todas las hojas y folletos referentes a las invasiones inglesas de 1806 y 1807, antes de estallar la revolución por la independencia, señalándose entre estas publicaciones las Memorias del Consulado, escritas por el futuro general Belgrano, y la famosa "Representación de los Hacendados", escrita por el doctor Moreno, que abrió las puertas al comercio libre en el Río de la Plata.

Imprenta en Argentina


¿HUBO VARIAS IMPRENTAS GUARANÍTICAS?

Con la carta de Antequera de que se ha hecho mención, enmudece la imprenta guaranítica en 1727, sin que se conozca ninguna producción posterior, a pesar de haber continuado los jesuitas regenteando las Misiones por el espacio de treinta años, hasta 1767. ¿A qué debe atribuirse este hecho? Acaso, como lo presume el señor Medina, la publicación de la carta de aquel famoso comunero del Paraguay, que pereció en un cadalso de Lima, por haber difundido allí las ideas de la libertad comunal proclamadas y sofocadas como en la metrópoli. Tal vez, como lo insinúan otros, fue a causa de no llenarse algunas de las formalidades legales para la publicación de los impresos. Inclinaría a aceptar esta última hipótesis la circunstancia de que, como habrá podido notarse, con excepción del primer libro, ninguno lleva la licencia real, que según las leyes de Indias era requisito indispensable para imprimir y publicar en América. Es un problema que queda todavía por aclarar.

Otro problema que se liga con el anterior y que no ha sido aún bien dilucidado, es si hubo o no distintos talleres de tipografía en las Misiones jesuíticas del Paraguay. La existencia de varias ediciones con señalamiento de lugar, así lo haría presumir. En efecto, como se habrá notado, después del primer libro que lleva la designación general de "En las Doctrinas" (del Paraguay), se suceden otros con la designación expresa del lugar, en las Doctrinas de Loreto, Santa María la Mayor, y por último, en San Francisco Javier. Si coexistiese la circunstancia de dos ediciones simultáneas, el punto quedaría resuelto de hecho. Pero es que las ediciones se suceden con intervalo de años, lo que indicaría que la imprenta pudo ser ambulante. Por otra parte, la similitud de todos los tipos empleados en las diversas impresiones que marcan un origen común, muestran que sólo existió un taller único, al menos de fundición. Pero la carta de Piera antes inserta, suministra además de la prueba de la existencia de la imprenta misma, otra de inducción y es, que habiéndose encontrado vestigios de la imprenta en las Misiones después de la expulsión de los jesuitas, tan sólo en el pueblo de Santa María la Mayor, se sigue que tan sólo allí existió realmente, aun cuando pudo trasladarse por accidente de un punto a otro, como se trasladaban los pueblos mismos de las misiones con todos sus habitantes, de lo que presenta un ejemplo el mismo pueblo de Santa María.

Imprenta en Argentina

· LA IMPRESIÓN GUARANÍTICA ·

La aparición de la imprenta en el Río de la Plata es un caso singular en la historia de la tipografía después del invento de Gútenberg. No fue importada: fue una creación original. Nació o renació en medio de selvas vírgenes, como una Minerva indígena armada de todas sus piezas, con tipos de su fabricación, manejados por indios salvajes recientemente reducidos a la vida civilizada, con nuevos signos fonéticos de su invención, hablando una lengua desconocida en el viejo mundo, y un misterio envuelve su principio y su fin.

Es hoy un hecho comprobado que en las Misiones jesuíticas del Alto Uruguay y del Alto Paraná se iniciaron al finalizar el siglo XVII los primeros trabajos para plantear la imprenta, y que en los primeros años del siglo XVIII se comenzó a imprimir allí, en una tosca prensa construida con maderas de sus selvas vírgenes, con caracteres fundidos en ellas y en planchas de cobre grabadas a buril por los indios neófitos, salvajes domesticados por los padres de la Compañía de Jesús. Así lo atestiguan varios libros, profusamene ilustrados algunos de ellos, que tenemos a la vista, y que han permanecido por largo tiempo como jeroglíficos mudos de la tipografía americana -cuando no totalmente desconocidos- para los bibliógrafos de ambos mundos. En 1705 terminó y dio a luz la imprenta guaranítica su primer libro.

Es un grueso volumen in folio, que revela una larga y laboriosa preparación. Compónese de 7 fojas preliminares sin registro, y de 472 páginas útiles bajo cinco foliaturas distintas, con 43 láminas sueltas del formato del libro y numerosas viñetas intercaladas en el texto, grabadas a buril en cobre al estilo de Alberto Dürer. Su descripción ha sido hecha por el señor M. R. Trelles en la Revista patriótica del pasado argentino, y por el señor J. T. Medina en su obra antes citada.

Por otra singularidad de la imprenta guaranítica, no se conoce de este curioso monumento, sino un solo y único ejemplar. Su existencia fue revelada por la primera vez al mundo bibliográfico por el señor Pedro de Angelis, en el "Apéndice" del Catálogo de su biblioteca, publicado en 1853 con el título de Colección de obras impresas y manuscritas que tratan del Río de la Plata. No le acompañó de ninguna anotación ni se indicaba la procedencia del ejemplar, que según informe verbal suyo había pertenecido a la librería de los jesuitas del Paraguay. Al presente existe en la biblioteca que fue del señor M. R. Trelles, quien lo había heredado de su hermano el señor Rafael Trelles, a cuyo poder pasó de manos del señor Angelis, por el precio de 700 pesos papel de la provincia de Buenos Aires (28 pesos oro).

En presencia del libro surgen tres cuestiones. ¿Quién fue el iniciador del establecimiento de la imprenta guaranítica? ¿Quién fue su fundador? ¿Cuándo empezó a funcionar? El libro mismo las ilustra en los preliminares que lo acompañan, de manera de poderlas resolver con certidumbre.

En la dedicatoria del libro, suscrita por su traductor, el padre Serrano, a 3 de enero de 1703, en las "Doctrinas del Paraguay", dice éste al padre Tirso González, propósito de la Compañía de Jesús en Roma: "Yo, el más mínimo, puedo ser pregonero, pues habiendo tornado el traductor el libro de la Diferencia (de lo temporal y eterno) y el Flos Sanctorum en idioma guaraní, dando cuenta a V. P. M. R. de este asunto y el deseo que tenían éstos los PP. se diese a la estampa, V. P. M. R., en la de junio de 1694, apoya este intento, deseando se traiga imprenta para este efecto. Lo mismo repite V. P. M. R. en la del 31 de enero de 1696, añadiendo: Estimo a V. R. el trabajo tan fructuoso que ha tomado de hacer esas traducciones. Pero donde se manifiesta con mucho realce el ardiente celo de V. P. M. R., es en la última del 14 de diciembre de 1699; en ella me dice: Yo escribo hoy al P. Alonso de Quirós, nuevo procurador de Indias, en Madrid, para que solicite la licencia del Consejo, (de Indias) para que puedan imprimir esos libros, y le aviso que luego que la saque la remita al P. Provinciano de esa provincia".

De este testimonio resulta que, al finalizar el siglo XVII, el general de la Compañía gestionaba en España la introducción de la imprenta en las misiones guaraníticas, y se deduce que al comienzo del siguiente debió de llegar a América la licencia real para establecerla, documento que hasta el presente no se ha encontrado, pero que se presupone como un hecho incuestionable, pues sin ese requisito prescripto por las Leyes de Indias, no habría otorgado el virrey del Perú permiso para imprimir el libro en cuestión, como consta de su portada.

Pero la implantación de la imprenta en el Paraguay debía operarse de una manera muy distinta de como la había concebido su iniciador, es decir, que en vez de una importación, sería una creación original.

Las diligencias para imprimir el libro del padre Serrano empezaron a tramitarse en 1696 en el Río de la Plata, pero con sólo la intervención de las autoridades eclesiásticas. En este año el provincial de la Compañía, Simón de León, a la sazón residente en Buenos Aires, otorgó "por particular comisión del general Tirso González, la licencia de la religión al efecto". En el siguiente año de 1697, el padre Francisco de Castañeda, revisor de la obra, dio su parecer "pidiendo que saliere cuanto antes a luz". El 18 de septiembre del año 1700, el deán doctor José Bernardino Cerbín, gobernador del obispado del Paraguay, dio su aprobación en la Asunción a 6 de agosto de 1701, declarando que "podía darse licencia para imprimirlo".

Por aquí se ve que todas las gestiones hechas antes de establecer la primera imprenta en el Río de la Plata, eran en el concepto de que la impresión del libro se verificase en la provincia del Paraguay, bien que en el supuesto de que debía ser importado de Europa, como lo habían sido todas las demás fundadas en la América española, que eran tres, a saber una en Méjico y dos en el Perú.

En 1703 el libro del padre Serrano estaba en prensa. ¿Cómo? En una imprenta creada en las mismas misiones guaraníticas, con elementos propios, sin recibir de Europa más contingente que el papel. Esto consta del testimonio del mismo padre Serrano, quien dice en su precitada dedicatoria de 3 de enero de 1703. "Retorno al Divino Señor el haber logrado el deseo de V. P. M. R. de imprimir estas otras en las Doctrinas, sin gastos, así de ejecución, como de los caracteres propios de esta lengua, peregrinos en la Europa; pues así la imprenta como las muchas láminas para su realce, han sido obra del dedo de Dios, tanto más admirable, cuando los instrumentos son unos pobres indios, nuevos en la fe y sin la dirección de los maestros de Europa, para que conste que todo es favor del cielo, o que quiso por medio tan inopinado enseñar a éstos las verdades de la fe".

De todo esto resulta evidentemente: 1º Que desde 1694, los misioneros del Paraguay trabajaban por tener una imprenta propia, y que ellos fueron los fundadores, o más bien dicho, los creadores de la primera que se fundó en el Río de la Plata; 2º Que desde esa época el general de la Compañía de Jesús secundaba ese propósito; 3º Que al finalizar el siglo XVII (año de 1699) se dieron los primeros pasos por el mismo general para obtener en España la licencia de establecer la imprenta en las Misiones jesuíticas del Paraguay; 4º Que la licencia debió llegar a América por el año 1701 a 1702; 5º Que en 1703 la imprenta estaba creada con elementos y artífices propios y se hallaba en plena actividad, funcionando sus talleres de tipografía y de grabado, en que trabajaban los indios neófitos "en caracteres peregrinos en Europa, y sin los maestros de la Europa", como lo dice enfáticamente el padre Serrano.

El pie de imprenta no señala el lugar, y sólo lleva la designación general de Impreso en las Doctrinas; pero no puede caber duda que lo fue Santa María la Mayor, pueblo fundado en 1633 (según M. S. de Azara) a inmediaciones de la margen occidental del Uruguay, donde se imprimieron los libros subsiguientes que llevan su nombre y donde se encontraron, al fin, los últimos restos de la primitiva imprenta, como luego se dirá.


Evolución



· AVANCE Y DESARROLLO DE LA IMPRENTA ·

Primeros impresos


Gutenberg, en su labor de impresor, creó su famoso incunable Catholicon, de Juan Balbu de Janna. Pocos años después, imprimió hojas por ambas caras y calendarios para el año 1448. Además, junto a su amigo Fust editaron algunos libritos y bulas de indulgencia y en particular, aquel monumento de la imprenta primitiva, la Biblia de las 42 líneas, en dos tomos de doble folio, de 324 y 319 páginas respectivamente, con espacios en blanco para después pintar a mano las letras capitulares, las alegorías y viñetas que ilustrarían coloridamente cada una de las páginas de la Biblia.

Según las declaraciones de diversos testigos resulta que, mientras en apariencia fabricaba espejos, Gutenberg se servía de todos los instrumentos, materiales y herramientas necesarios para la secreta imprenta: plomo, prensas, crisoles, etc., con el supuesto pretexto de fabricar con planchas xilográficas de madera unos pequeños devocionarios latinos de título Speculum que eran fabricados en Holanda y Alemania con los títulos de Speculum, Speculum humanae salvationis, Speculum vitae humanae, Speculum salutis, etc. Pero algunos declararon que con el pretexto de imprimir espejos, "Gutenberg, durante cerca de tres años, había ganado unos 100 florines en las cosas de la imprenta."

Por otra parte, puesto que Hungría sería el primer reino que recibiría al renacimiento en Europa luego de Italia, y de esta forma bajo en reinado de Matías Corvino en el siglo XVI se inauguraría la primera imprenta húngara en 1472. Andrés Hess sería llamado a Hungría desde Italia, quien usando el sistema de Gutenberg organizaría la imprenta húngara y haría publicar dos obras: Cronica Hungarorum (La Crónica de los húngaros), y el Magnus Basilius: De legendis poëtis - Xenophon: Apologia Socratis (dos obras griegas clásicas en un solo tomo).

Años más tarde y hacia 1600 la situación social cambiaba en Alemania y una guerra civil hizo que en Maguncia los impresores huyeran para evitar caer dentro de la guerra. A los impresores les costó mucho guardar el secreto y los talleres de imprentas se esparcieron por toda Europa.

La imprenta se conoce en América una vez concluida la conquista española. La primera obra impresa en la Nueva España es Escala espiritual para subir al Cielo de San Juan Clímaco en1532.

Así inició la más grande repercusión de la imprenta en la cultura de la humanidad. La palabra escrita ahora podía llegar a cualquier rincón, la gente podía tener acceso a más libros y comenzar a preocuparse por enseñar a leer a sus hijos. Las ideas cruzaban las fronteras y el arte de la tipografía fue el medio de difundirlas.

A finales del siglo XIX, se perfeccionó el proceso, gracias a la invención en 1885 de la linotipia, por Ottmar Mergenthaler.

Libros, incunables, ediciones ilustradas con grabados de madera: la mejora de las técnicas y materiales de imprenta llevaron durante cuatro siglos las palabras por todo el mundo. El arte tipográfico evolucionó y llego a crear obras maestras en la formación y estructuras de libros y ediciones especiales impresas. Actualmente las técnicas de impresión en calidad y volumen han mejorado de forma impresionante, algunas por medio de computadora, olvidándose del arte tipográfico que muchos tipógrafos del mundo se resisten a cambiar.

Pocos inventos han tenido la influencia en el ser humano como la creación de la imprenta, ese antiguo arte que, si va unido a una obra en labor del tipógrafo y a la obra escrita de un buen autor, proporciona una obra de arte completa, lista para conmover en belleza literaria y estética tipográfica al lector, el fin primero y último de la imprenta.

La imprenta en la electrónica


Los nuevos medios de comunicación aparecieron en un momento de un cambio acelerado y de comunicaciones más veloces y fueron la respuesta a la mayor demanda de información y entretenimiento. Los nuevos sistemas y estructuras nunca borran por completo los anteriores sino que se superponen. Así, las nuevas tácticas de almacenamiento y recuperación de información han necesitado de los medios de impresión en este campo para reagrupar y encontrar nuevas colocaciones, a menudo de carácter más especializado. Por ende la calidad del servicio que las empresas brindan sobresale con mayor intensidad y genera una satisfacción por cumplir con las especificaciones requeridas por el medio que cada vez necesita mayor calidad en los productos.

La revolución audiovisual se ha presenciado en medio de un diluvio de material de promoción impreso. Todo esto ha traído consigo cambios que afectan al libro; por ejemplo, la composición convencional es ahora tan cara que solamente se justifica en tiradas muy grandes, pero hay una gran variedad de métodos de impresión más económicos, como la fotocopiay la duplicación electrostática.

La imprenta digital


Nuevos horizontes se desplegaron con la llegada de la impresión digital. El ahorro de tiempo y los costos ofrecidos por las nuevas técnicas digitales valen también para la industria editorial que se beneficia de la rapidez y amplias posibilidades que la impresión digital ofrece:

  • Inversión optimizada: uno de los mayores problemas de la industria editorial es que si el volumen de tirada de un libro no es rentable, ese libro nunca será publicado. Ahora con la impresión digital también las tiradas cortas pueden ser rentables, permitiendo así una mayor "democracia de publicación".
  • Reimpresión: esto significa que no solo será posible obtener un coste muy bajo en el caso de nuevas impresiones, sino también para reimpresiones bajo demanda. Esto permite una ulterior ventaja productiva: producir menos libros para ahorrar gastos y publicar otros en el supuesto caso que venda.
  • Además de las ventajas directas, la impresión digital nos abre un nuevo mundo: gracias a ella es posible enviar pedidos por correo electrónico, imprimir online, copiar textos en cuestión de segundos, hacer comunicaciones rápidas y utilizar formatos universales como el PDF.

20 de mayo de 2010

Introducción

· HISTORIA DE LA IMPRENTA ·

La utilización de las piedras para sellar quizá sea la forma más antigua conocida de impresión. De uso común en la antigüedad en Babilonia y otros muchos pueblos, como sustituto de la firma y como símbolo religioso, los artefactos estaban formados por sellos y tampones para imprimir sobrearcilla, o por piedras con dibujos tallados o grabados en la superficie. La piedra, engastada a menudo en un anillo, se coloreaba con pigmento o barro y se prensaba contra una superficie elástica y dúctil a fin de conseguir su impresión. La evolución de la imprenta desde el método sencillo del tampón hasta el proceso de imprimir en prensa parece que se produjo de forma independiente en diferentes épocas y en distintos lugares del mundo. Los libros que se copiaban a mano con tinta aplicada con pluma o pincel constituyen una característica notable de las civilizaciones egipcia, griega y romana.

Estos manuscritos también se confeccionaban en los monasterios medievales y tenían gran valor. En la antigua Roma, los editores de libros comerciales lanzaron ediciones de hasta 5.000 ejemplares de ciertos manuscritos coloreados, como los epigramas del poeta romano Marcial. Las tareas de copia corrían a cargo de esclavos ilustrados.

Ya en el siglo II los chinos habían desarrollado e implantado con carácter general el arte de imprimir textos. Igual que con muchos inventos, no era del todo novedoso, ya que la impresión de dibujos e imágenes sobre tejidos le sacaba al menos un siglo de ventaja en China a la impresión de palabras.

Dos factores importantes que influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China fueron la invención del papel en 105 y la difusión de la religión budista en China. Los materiales de escritura comunes del antiguo mundo occidental, el papiro y el pergamino, no resultaban apropiados para imprimir. El papiro era demasiado frágil como superficie de impresión y el pergamino, un tejido fino extraído de la piel de animales recién desollados, resultaba un material caro. El papel, por el contrario, es bastante resistente y económico. La práctica budista de confeccionar copias de las oraciones y los textos sagrados favorecieron los métodos mecánicos de reproducción.

Los primeros ejemplos conocidos de impresión china, producidos antes de 200, se obtuvieron basándose en letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En 972 se imprimieron de esta forma los Tripitaka, los escritos sagrados budistas que constan de más de 130.000 páginas. Un inventor chino de esta época pasó de los bloques de madera al concepto de la impresión mediante tipos móviles, es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las técnicas actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha técnica, y abandonaron el invento. Los tipos móviles, fundidos en moldes, fueron inventados independientemente por los coreanos en el siglo XIV, pero también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional con el uso de los bloques.

La primera fundición de tipos móviles de metal se realizó en Europa hacia mediados del siglo XV; se imprimía sobre papel con una prensa. El invento no parece guardar relación alguna con otros anteriores del Extremo Oriente: ambas técnicas se diferencian mucho en cuanto a los detalles. Mientras que los impresores orientales utilizaban tintas solubles en agua, los occidentales emplearon desde un principio tintas diluidas en aceites. En Oriente, las impresiones se conseguían sencillamente oprimiendo el papel con un trozo de madera contra el bloque entintado. Los primeros impresores occidentales en el valle del Rin utilizaban prensas mecánicas de madera cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino. Los impresores orientales que utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con varillas a través de los tipos.

Los impresores occidentales desarrollaron una técnica de fundición de tipos de tal precisión que se mantenían unidos por simple presión aplicada a los extremos del soporte de la página. Con este sistema, cualquier letra que sobresaliera una fracción de milímetro sobre las demás, podía hacer que las letras de su alrededor quedaran sin imprimir. El desarrollo de un método que permitiera fundir letras con dimensiones precisas constituye la contribución principal del invento occidental.

Los fundamentos de la imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles europeos para estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la impresión sobre papel. El arte de la fabricación de papel, que llegó a Occidente durante el siglo XII, se extendió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV. Hacia mediados del siglo XV, ya existía papel en grandes cantidades. Durante el renacimiento, el auge de una clase media próspera e ilustrada aumentó la demanda de materiales escritos. La figura de Martín Lutero y de la Reforma, así como las subsiguientes guerras religiosas, dependían en gran medida de la prensa y del flujo continuo de impresos.